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Cómo elegir una silla de ruedas

Antes de adquirirla se deberían tener en cuenta las características personales del usuario, peso, altura, su grado de autonomía, además de considerar las actividades que va a realizar la persona y el entorno en el que se va a desenvolver.

Para obtener una respuesta lo más acertada posible lo mejor es plantearse una serie de preguntas que observen la realidad del usuario:

Así, por ejemplo, si se presume que la discapacidad va a aumentar en el tiempo se debe pensar en una silla a la que se le puedan añadir complementos o pueda ser modificada fácilmente para adaptarla a la futura situación.

Los reposabrazos y reposapiés abatibles o desmontables serán especialmente útiles si el usuario se traslada frecuentemente desde la silla a otros lugares como la cama u otros tipos de asientos como el de un automovil.

Si el usuario hace algún tipo de deporte, la silla de ruedas debería estar construída con materiales ligeros y resistentes y si su autonomía es reducida los elementos de seguridad como frenos o dispositivos anti-vuelco se deben reforzar además de tener en cuenta la comodidad extra para los cambios de postura siendo muy prácticos los espaldares abatibles.

Si la silla se va a usar bastante tiempo fuera del domicilio conviene que tenga ruedas traseras neumáticas y delanteras de mediano tamaño ya que se adaptan mejor a las diferentes superficies por su mayor capacidad para amortiguar los desniveles que las de ruedas traseras macizas y de diámetro más pequeño las delanteras más apropiadas para su uso más continuado en la casa.

Los asientos y espaldares de tela ayudan al plegado de la silla y se pueden lavar e higienizar más fácilmente que los fabricados con materiales más rígidos cuya principal ventaja es que mantienen mejor la postura correcta del paciente.

Las dimensiones de la silla se deben adaptar al paciente, por lo que es recomendable probar la silla antes de adquirirla y cerciorarse de que queda un espacio libre mínimo de 2,5 cm entre la pierna del usuario y el reposabrazos, otro espacio de 3,5 cm entre el borde del asiento y la zona trasera de las rodillas.

Los reposabrazos deben quedar 2 cm por encima de la altura que quedan los codos, los reposapiés a una distancia de entre 10 a 13 cm del suelo para evitar tropiezos y el borde superior del espaldar debe quedar a unos 2,5 cm de la escápula, siendo más apropiados los espaldares regulables en altura para las personas con menos capacidad de autonomía.

Finalmente el peso del usuario determinará la capacidad de la silla de ruedas, siendo para adultos la mayoría aptas para resistir pesos de hasta 130 kg aunque también las hay de tipo bariátrico que aumenta su capacidad significativamente.

Teniendo en cuenta todas estas variables y sobre todo el consejo de los especialistas cualificados se puede llegar a tomar la mejor decisión de compra para este tipo de producto sin duda de gran ayuda para las personas que lo requieren.